Rumbo a los fiordos

 26 de julio, sábado. 16º día.. Los salmones. 

IItinerario: Bodo-Fauske-Mo i Rana-Mosjoen-Laksfors 

Pernocta: en la E6. Coordenadas: 13.37808; 65.32603 

Km: 380 

Dejamos a la familia Bronco y la pareja Ruger durmiendo apaciblemente y continuamos rumbo al sur por la E6. En Fauske cargamos y descargamos agua, en un area junto al supermercado Rema, indicada en la carretera, y aprovechamos para comprar pan. Pusimos gas-oil muy barato, a 12,88 y comimos junto a un lago cerca de Mo i rana, bajo un sol de justicia que hizo que de repente cambiáramos la ropa de invierno (y no exagero) por la de verano. Grandes páramos casi desiertos nos acercan de nuevo a la línea del Círculo Polar Artico. En medio de la nada, un gran aparcamiento y un moderno edificio, invitan a una parada. Nos sorprenden los pequeños montoncitos de piedras que están por todas partes. Comprobamos que la gente escribe sus nombres y fecha en las piedras y las acumulan a modo de recuerdo. Toda una pequeña colina está llena de estos montoncitos, pero los alrededores igual. Algunos más preparados han clavado una pequeña bandera de su país con sus nombres y fecha. Continuamos nuestro camino hacia el sur. Pasamos por Mosjoen y seguimos la señal de “Sjogata”. Descubrimos una gasolinera Shell con surtidores del año de la cataplasma. Casas de madera muy bonitas, pero la sorpresa llegó en Laksfors en la catarata Laksfossen, que a parte de ser espectacular en cuanto a su tamaño y cantidad de agua, nos ofreció un espectáculo digno del mejor documental de la “2”: los salmones saltando intentando remontar esta impresionante cascada para cubrir su ciclo vital. Una y otra vez intentaban remontar el desnivel sin conseguirlo. Nos pareció imposible que lo lograran. Algunos ejemplares podrían alcanzar sin problema los 2 kg de peso. Pensé que no iba a volver a comer salmón en mi vida. Inmediatamente pusimos un mensaje a Bronco para que no se lo perdieran. No teníamos el teléfono de Ruge. Estaban todavía en Mo i Rana. Eran ya las 18,30 y aunque no teníamos prisa, nos preocupaba el no haber encontrado ninguna zona de descanso desde bastantes km atrás. No estábamos para ser selectos. Apareció una señal de zona de descanso con una caravana pintada y nos metimos. Resultó ser una forma curiosa de camping: en un buzón se cogía un sobre y se rellenaban los datos, una copia para el campista y otra para quien la gestione y en el mismo sobre pones 60 coronas (unos 6-7 €). Estaba junto a un precioso lago. Tenía unas letrinas que no usamos. Muy tranquilo La noche aquí comienza a “perfilarse”. A las 23,30 teníamos una luz de atardecer 

27 de julio, domingo. 17º día. Trodheim.
IItinerario: E6 por Trodheim hacia Andalsness 
Pernocta: A lo largo de E6. Coordenadas: 9.63914; 62.37956 
Km: 493 

La alarma del reloj nos ha 
sorprendido en la cama a las 9. El día aparece soleado y luminoso y el agua del lago está tan tranquila que se ha convertido en un auténtico espejo reflejando la luz y el paisaje. Ponemos rumbo a Trodheim. La carretera de nuevo se abre paso a través de infinitas masas forestales, lagos y fiordos Una señal en la carretera nos indica de nuevo un lugar donde cargar y descargar agua. A unos 100 km de Trodheim el paisaje se transforma y aparecen enormes extensiones de cultivo de cereal. Ya en la ciudad, nos encaminamos hacia la catedral cuya fachada es impresionante por la profusión de esculturas y tallas que la decoran. Hace mucho calor, casi 30ºC y comprobamos lo que Andrés (nuestro mallorquín de las Lotfoten) nos anunció y es que cuando pasan de los 25ºC “los noruegos se vuelven locos y se despelotan”. Y así es, viendo una en bikini en el interior de la catedral, otro sin camisa y en los parques y a orillas del río y del fiordo, la gente estaba despanzurrada en bañador tomando el sol. La catedral está cerrada hasta las 18. Faltas 45 minutos por lo que decidimos no esperar, pero vemos que abren una puerta lateral, suponemos que para el culto, y nos colamos. El interior es majestuoso de un gótico elegante y sobrio. La luz entra por un rosetón y por las vidrieras a ambos lados. Tontamente nos hemos ahorrado unas 125 coronas (unos 15 €). Afuera, rodeando la catedral, el cementerio. Me gustan. Son sencillos con pequeñas lápidas que emergen verticalmente del césped que parecen formar parte del paisaje. Florecillas de colores rompen la monotonía del verde y gris. Parece más un jardín de flores cultivadas que un cementerio. Luego pudimos comprobar que prácticamente son todos así. Continuamos rumbo a Aldaness a donde teníamos previsto llegar hoy, pero me temo que no lo vamos a conseguir. Y batimos un record de precio de gas-oil: a 11,69 así que llenamos hasta arriba. La hora de la “recogida” se acerca y los sitios que aparecen están en la misma carretera. Los hay sin ningún atractivo, y los más bonitos o recogidos prohiben la pernocta. Pero David, atento, descubre dos autocaravanas escondidas. Damos la vuelta y encontramos una pequeña entrada que nos había pasado desapercibida. Hay 2 autocaravanas, una de ellas en un sitio privilegiado, junto a un río. Nosotros no tenemos sitio allí así es que nos instalamos un poco más retirados, pero el lugar el tranquilo y bonito.
LOS FIORDOS

28 de julio, lunes. 18º día. En el corazón de los Fiordos. 

IItinerario: Carretera de los trolls-carretera de las aguilas-Linge- Geirander-Dalsniva-Geirander- Hellesylt-Hornindal. 
Pernocta: Hornindal. Coordenadas 6.68046; 62.01811 
Km: 296 

Mañana impresionantemente luminosa y con un cielo azul sin rastro de nubes. Vamos camino de la carretera de los Trolls. En las proximidades de Andalness se empieza a notar el impresionante paisaje que nos rodea: moles gigantescas se elevan a ambos lados de la carretera, cascadas que se desploman al vacío a derecha e izquierda y la carretera que se abre paso paralela a un río que corre precipitadamente hacia su fin…y el sempiterno color verde. Es espectacular. Enseguida una desviación a nuestra izquierda nos introduce en la carretera de los Trolls y aparece la curiosa señal avisando de “peligro, trolls”. Y comenzamos con la primera de las once curvas que cambian de sentido y ascienden por una espectacular pendiente escalando por paredes casi verticales. Una cascada se precipita junto la carretera en la mitad de la subida. Una breve ojeada a la carretera nos muestra como ésta se estrecha con “passing places” pero desde donde estamos vemos bajar cuatro autocares así es que nos parapetamos en el passing de la cascada hasta que nos sobrepasan y continuamos nuestra ascensión, pero casi arriba del todo otro autocar aparece. Me paro, me dice que pase pero me niego (las ruedas están casi a 2 cm del asfalto y si me salgo podemos desequilibrarnos). Sonrie y se mueve él. 200 m más arriba aparece …¡una grúa con trailer! y un montón de coches detrás. Increíble. Ya coronando un montaje de varios puestos de tiendas nos invitan a parar para admirar este espectacular paisaje del valle custodiado a ambos lados por unas impresionantes cumbres. Hicimos de guiris y compramos un reno para llevar en la auto y continuamos nuestro camino por la preciosa carretera de las Aguilas en medio de una altiplanicie pelada para caer suavemente a campos cultivados de fresas donde grupos de trabajadores se afanan en su recogida. Paramos en un puesto donde dos niñas las venden en cestitos. A mi juicio son más suaves y dulces que las españolas. Continuamos hasta Linge donde tomamos el ferry y cruzamos el hermoso fiordo Storfjorden para comer después es un sitio espectacular –como todos- rodeados de lagos y montañas en un día con un sol espléndido. Continuamos hasta Geirander contemplando a nuestra derecha el fiordo. Es tal su belleza, que aunque os parezca una ñoñez os confieso que casi se me saltan las lágrimas. Ahí estaba, a nuestros pies, como si por el instante en que lo contemplábamos sólo existiera ese mágico lugar y su belleza nos absorbiera abstrayéndonos del resto del mundo. Dejamos atrás Geiranger y nos preparamos para la ascensión al Dalsniba a través de una espectacular carretera que sube casi verticamente desde el nivel del mar hasta colocarse a casi 1500 m y por la que se lanzan cascadas. Arriba nos espera un lago de un azul intenso con bloques de hielo blanco flotando. Una señal a nuestra izquierda nos indica la continuación por una carretera que se convierte en pista de tierra prensada en muy buen estado y ancha aunque al principio la inexistencia de quitamiedos impresiona. En pocos minutos estamos arriba y el paisaje que se abre a nuestros pies es…sobrecogedor. Quizás sea éste el mejor calificativo para describir unas vistas que se extienden a lo lejos sobre el valle que acuna el fiordo Geiranger con éste al fondo y por detrás rodeados de una corona de cimas cubiertas de nieve. Aunque la subida “acogota” las vistas bien lo merecen, y hay autocaravanas aquí arriba. Comenzamos el descenso. Queremos tomar el último ferry hacia Hellesylt que parte a las 18,30. Un poco más de las cinco nos ponemos en la cola y nos vamos a dar un paseillo. Hace mucho calor, pero el tiempo pasa rápido. Pagamos 450 coronas con ticket “familiar”. El trayecto es una maravilla. El barco se abre paso lenta y silenciosamente a través de paredes de roca verticales por las que se desploman cascadas de agua que caen hacia el fiordo. Parece que estemos siendo testigos del paso de un documental. Es absolutamente espectacular. La verdad es que es difícil encontrar palabras que puedan describir tanta belleza y grandiosidad y temo no alcanzar a describirla en toda su magnitud. Esto es una sucesión de postales cada cual más hermosa y somos protagonistas de ellas. El desembarco pone solo punto y seguido a este mágico paseo. Ascendemos por una carretera camino de Strin, en Hornindal y frente a un camping aparece un area de descanso. Hay varias autocaravanas junto a un río, mesas, algunas cubiertas para protegerse del sol y de la lluvia, y unos servicios inmaculados con zona para carga y descarga de agua. Todo un lujo 

29 de julio, martes. 19º día. El “interior” de los fiordos.
IItinerario: Hornindal-Crta. 60 y 15 dirección Lom-Crta. 258 hasta Strynefjellet-Lom-Crta. 55 hacia Sogndalsfjora-Skolden-Urnes 
Pernocta: Aparcamiento de la iglesia de Urnes 
Km: 300 

Son las 20,45 y estamos en el aparcamiento de la iglesia vikinga de Urnes. Un lugar delicioso, en un mirador que pone uno de los brazos del Sognefjorden a nuestros pies y de frente podemos ver la pequeña localidad de Solvorn desde la que parte el ferry con el brazo del fiordo separándonos de ella. La paz es total. Estamos solos y se oye volar a las moscas. El día ha sido duro, pero precioso. Tras despertarnos a las 7 por los mugidos de las vacas y luego a las 8,20 por el jaleo de un par de autocares que inmisericordes han descargado turistas que han tomado el area al asalto, nos hemos levantado y hemos tenido que abrirnos paso entre las vacas de lugar. Hemos partido después de cargas agua y ponerle muy mala cara a un noruego que pretendía colarse para lavar su turismo (en todos los sitios cuecen habas). Partimos hacia Lom por la 60 y luego tomamos la 15 hasta un poco después de Folven. La carretera preciosa, como todas. Me gustaría poder pararme en cada rincón para fotografiarlo, pero eso haría imposible que nos moviéramos con cierta agilidad. En un momento determinado, una garza vuela paralela a nosotros sobre un lago reflejando su imagen como si se tratara de un espejo. Es un momento mágico que Raul con su extrema habilidad para estos menesteres consigue inmortalizar en varias fotos que son de concurso. En un determinado momento, antes de llegar a un túnel, la carretera se abre a la derecha y una señal indica “Strynefjellet por la 258”, pero no me doy cuenta y continuamos por el túnel. Cuando pasamos el segundo, empiezo a pensar que me he equivocado y así lo confirmo. Damos la vuelta y esta vez el Tomtom encuentra la 258 como alternativa a nuestro destino, Grotli. Mientras deshacemos el camino pienso si no nos equivocaremos metiéndonos por carreteras imposibles pero inmediatamente comienza una pronunciada y retorcida subida por una estrecha carretera con “passing places” y buena visibilidad que me obliga a poner todos mis sentidos en ella y dejar estas “reflexiones” para después. En poco tiempo estamos arriba y disfrutamos de unas vistas espectaculares con cascadas, torrentes y nieve a los lados que alcanza casi los 2 m. de altura. Es todo una belleza. Lagunas de un azul turquesa salpican como manchas un paisaje desolado, con escasa vegetación alternándose con blancas manchas de nieve y el verde como fondo. Sorprendentemente encontramos dos autocares. La carretera pasa a ser una pista de grava y tierra apelmazada en perfecto estado. Estrecha pero con estupenda visibilidad ya que transcurre a lo largo de un inmenso páramo de gran belleza que se prolonga casi 25 km. Dejamos autocaravanas que se han instalado en este lugar a nuestra derecha en la misma pista. Luego aparece de nuevo la carretera y nos dejamos caer hasta Lom corriendo paralelamente a las bravas aguas de los torrentes del deshielo que harían las delicias de los amantes del raptim. En Lom nos recibe su hermosa iglesia vikinga de madera. Es la primera que vemos y nos parece toda una belleza. Impresiona la madera ennegrecida por la brea que contrasta vivamente con los fondos verdes. Y mucha, mucha gente. El interior es totalmente novedoso para nosotros. Todo de madera. Bellísima. Es ya tarde y no encontramos sitio para comer hasta que aparece un aparcamiento de una pequeña tienda, aunque al sol. Nuestro enfriador nos proporciona el fresquito necesario para comer a gusto y es que hace un calor de justicia. Nos parece mentira que tan solo unos días atrás estuvieramos casi en otoño. Continuamos, ahora por la 55 dirección Sogndalsfjora. Y de nuevo nos sorprende una impresionante carretera que termina su ascenso en otro páramo similar al de la mañana pero donde podemos disfrutar, además de unas vistas que abarcan mayores extensiones nevadas, restos de un glaciar. Las vistas son preciosas. Y empiezo a pensar que puedo padecer el síndrome de Sthendal por que de pronto me encuentro agotada. Supongo que serán los kilómetros acumulados, pero tanta belleza….En tan solo horas hemos pasado de las moles y cascadas de la carretera de los trolls y las aguilas, al fiordo de Geirander de una belleza indescriptible, de las vistas infinitas del Dalsniva a los páramos del Strynefjellet …y ahora esto. En Skolden tomamos la decisión de ir a Urnes por carretera ya que según la información de que disponiamos la frecuencia del ferry que unía Urnes con Solvorn era muy baja además de tener que caminar un km desde el ferry hasta la iglesia. Grave error. No solo pudimos comprobar que esta información era errónea ya que los ferrys parten cada hora desde las 10 de la mañana hasta las 18 y tardan 15 minutos en llegar, sino que la carretera sería, sin duda, una de las peores por la que habíamos transitado. Era muy estrecha y sin apenas “passing places” y los que había eran más que justos, además de haber poca visibilidad. Para colmo, nada mas tomarla un camión aparece de frente a toda velocidad y casi consigue echarnos de la carretera. La recorrimos con el corazón en un puño aunque tuvimos suerte al cruzarnos tan solo con 3 o 4 turismos. Pudimos ver señales de paradas de autobús por lo que se nos pusieron los pelos como escarpias. ¿y si venía una autocaravana?. Por la hora que era posiblemente podrían estar de vuelta. Los 30 km se nos hicieron interminables con túneles incluidos. Casi al final, lo primero que fuimos a ver fueron los horarios de los ferrys ya que pensar en hacer la carretera de vuelta me ponía enferma. El último ferry había partido a las 18,30 y el primero de la mañana llegaba a las 10,30. La iglesia no habría hasta esa hora. Unos alemanes en autocaravana nos hablaron de un aparcamiento con WC en una bonita cascada, pero…15 km atrás. Sin ninguna duda le dije que no, que no volviamos 15 km atrás y luego, a la mañana siguiente, otros 15. Nos quedamos en el aparcamiento de la iglesia y nos acercamos a verla. Cuesta arriba unos 10 o 15 minutos y mucho, mucho calor. El camino está lleno de cultivos de fresas, cerezos pero sobre todo de frambuesas. De echo hay un agradable olor que las delata y gente recogiéndolas en….ropa interior (“los noruegos por encima de 25ºC se vuelven locos y se despelotan”). Y resoplando llegamos a la iglesia que resulta toda una belleza aunque mucho más pequeña que la de Lom. Las vistas desde aquí y sobre el fiordo son preciosas. Yo estoy desfondada. No puedo más. El calor me “aplatana” y pienso en no subir mañana a ver el interior. Subir en la auto sería facil, pero para la bajada nos arriesgamos a cruzarnos con algún coche y NO hay sitio para ambos. Frente a la iglesia, en lo que parece un bar o cafetería hay un solitario puesto que tiene frambuesas en cajitas pequeñas, un cartel con el precio -20 coronas caja-, bolsas de plástico y una caja llena de dinero. Tomamos nuestra caja para probarlas y dejamos nuestro dinero. Sorprendente lo de esta gente. Ni siquiera piensan que les pueden robar la caja con el dinero, y había mucho. Abajo, junto al aparcamiento, hay una mesa con sombrilla, una chaqueta en la silla y cajas de frambuesas, aunque aquí no hay caja de dinero. Suponemos que será para mañana. Angel y David deciden darse un baño, pero yo pienso que el agua debe estar helada y me quedo con Raul tumbada en el verde del aparcamiento escuchando volar a las moscas. Cuando suben nos dicen que el agua estaba deliciosa y que era dulce. Cuando estábamos dispuestos a cenar para un turismo junto a nosotros y se acerca un joven a leer el cartel. Mara sale como un cohete ladrando e inmediatamente yo detrás pidiendo disculpas en inglés. Creo oir algo así como “nada, nada” y vuelvo a disculparme oyendo de nuevo un “nada, nada” como respuesta. Aturdida le pregunto si habla español….Son españoles que viajan en coche alquilado y en casas de madera en los campings. Están dos o tres días en una y luego van a otra. Cuando les decimos que no hay ni ferry ni iglesia, se van decepcionados. Tienen un largo camino de vuelta. Sentimos tener la autocaravana “completa” y no poderles prestar un sitio para pasar la noche. 

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