Agua, hielo y madera.

 30 de julio, miercoles. 20º día. El glaciar 

IItinerario: Urnes- Solvorn-Crta 55 a Gaupne-Faberg- glaciar Jortedalen-Sogndal-Kaupanger-Laerdalsoyri 

Pernocta: Carretera “histórica” desde Laerdalsoyri hacia Borgum 

Km: 174

Hemos dormido estupendamente y una montaña nos protege del sol matutino que parece de justicia. Después de desayunar subimos a la iglesia, Patrimonio de la Humanidad. Aunque abren a las 10,30 tenemos que esperar 15 minutos a que lleguen los que han desembarcado en el primer ferry de la mañana. La visita es con guía y nos cuenta que los labrados en madera del exterior correspondían a puertas más antiguas, nos habla de su significado (lucha entre serpientes y dragón pero sin que ninguno gane) del equilibrio de fuerzas, etc. También de que la iglesia se está inclinando y los técnicos estudian como conservarla, que cuando hay tormenta los primeros 10 minutos oyen crujir todas las maderas hasta quedar en silencio después como si éstas se hubieran “adaptado” a la dirección y fuerza del viento…En fin, pasamos al interior pero está en restauración, por lo que se puede ver solo el armazón. Nos explica las distintas ampliaciones y modificaciones que ha sufrido y pronto nos dan las 11,05 y el ferry parte a las 11,30, por lo que salimos corriendo. Durante el trayecto coincidimos con una familia de catalanes que había cambiado su gran autocaravana por una Camper, la California buscando mayor agilidad. Nos despedimos y pusimos rumbo al glaciar Jortedalen tomando en Gaupne la desviación hasta prácticamente el final. La carretera corre paralela a las bravas aguas de un ancho río que debe recoger las aguas del glaciar y los deshielos de las montañas de alrededor. Es bonita, pero comparada con las carreteras por las que transitamos ayer se queda muy corta. Desde el centro de interpretación se tiene una preciosa vista de la lengua del glaciar al que se accede por una estrecha carretera de 5 km con buena visibilidad y un aparcamiento al final de ella. En el aparcamiento decido tomar un barco que nos acerque al glaciar y como ellos quieren andar, decidimos volver andando. En 15 minutos estamos al otro extremo del lago (30 coronas/persona ida y vuelta) y tras andar un poco llegamos a tocarlo. Si se paga un guía alquilan crampones para dar un paseo de unas 2 horas por el glaciar en un a cordada de unas 6 o 7 personas. Enormes bloques de hielo de color azulado nos cierran el paso y la sensación térmica es parecida a cuando tienes un frigorífico abierto. E iniciamos el regreso que duró unos 45 minutos por un camino (que ni es camino ni es nada) por el que yo creo que ni transitan las cabras. Saltando de piedra en piedra. Me preocupaba un resbalón o un mal paso y fastidiarnos el viaje por una tontería ya que el camino era realmente malo. Merece la pena hacerlo todo en la barca sobre todo si se va con niños. Ya en la auto, pusimos rumbo a Sogndal buscando donde cargar y descargar agua y poder pasar la noche. Lo primero lo encontramos en una gasolinera Statoil, pero no así el desagüe de grises. Una vez en Kaupanger tomamos el ferry y nada más desembarcar encontramos un camping pero hemos pernoctado en areas bastante mejores y mucho más atractivas así es que decidimos continuar nuestro camino hacia Borgum en donde hay una iglesia vikinga pensando que si no encontramos ningún lugar de camino, sí podremos pernoctar en el aparcamiento pero a unos 8 km aparece una desviación que indica algo así como carretera historica y vemos una autocaravana en lo que parece una zona de descanso. Tras salir de un túnel decidimos dar la vuelta regresando por esta carretera histórica que transcurre paralela a la anterior y junto a un torrente encajonado en un barranco. Cuando llegamos observamos que la autocaravana parece abandonada. Aunque el sitio parece tranquilo y es muy bonito lo de estar solos no nos gusta y cuando estamos debatiendo qué hacer una caravana decide hacernos compañía esa noche. Las nubes grises se cierran y comienza a llover. 

31 de julio, jueves. 21º día. Borgund y la Aurlasvangen. Toda una belleza.
IItinerario: Borgum-Aurlasvangen (Crta. De Laerdal a Aurlands de montaña)-Flam-Granvin 
Pernocta: Granvin, junto al fiordo, en un pequeno muelle.Coordenadas: 60.49029; 6.86123 
Km: 193 

Ha sido complicado encontrar sitio para pasar la noche, pero aquí estamos, en un lugar hermoso en Granvin donde el HardangerFjorden se extiende ante nuestros ojos perdiéndose en la lejanía y con mis pies descalzos reposando sobre una fresca alfombra verde. Todo un lujo. Mucho mejor que cualquier camping ya que la gran mayoría los hemos visto junto a la misma carretera. Y esto me da pie para añadir que eso de que en Noruega se pernocta en cualquier sitio…pues va a ser que no. Parece ser que en zonas de montaña o parques naturaleza no se puede. Y hoy, por ejemplo hemos visto varias prohibiciones: a la salida del ferry en Laerdal (frente al camping y por razones obvias). Luego desde allí hasta Borgum no hemos visto ninguna zona de descanso, ni de desague, ni de toma de agua –exceptuando donde hemos pasado la noche-. Prohibición expresa en el aparcamiento de Borgum y también en Flam. En Voss, junto a un museo de granjas, también prohibición. Hemos cargado agua en una gasolinera, pero creo que donde se lavan los coches y descargado agua en una alcantarilla. Vamos, que al menos por esta zona ya no es tan facil. Suponemos que a lo mejor tiene que ver con la densidad de población, que aquí es mayor. Desde luego por todo el país hay muchas zonas, pero la mayoría están en la misma carretera. Otras cuesta encontrarlas. Pero paso a r
elatar el día. Lo hemos iniciado con un radiante sol, después de la lluvia nocturna y nos hemos dirigido a ver la iglesia vikinga de Borgund. Estupenda, hermosa, posiblemente, la mejor de las que hemos visto hasta ahora. Más pequeña que la de Lom pero con el encanto de carecer de la masificación que había en la primera y además, hemos podido hacer fotos en el interior. Una preciosidad. Me encantan estas iglesias de madera negra que parecen salidas del pasado y mantenerse orgullosas y solitarias en medio de verdes paisajes rodeadas de lápidas que emergen de la tierra formando un armonioso conjunto que también parece algo anacrónico cuando están rodeadas de turistas vestidos con coloristas ropas y pertrechados con máquinas de hacer fotos pululando por todos los lados… Después afrontamos la Aurlasvangen, carretera que transcurre entre Laerdal y Aurlands. Ahora, ambas poblaciones están unidas por el túnel más largo del mundo, pero hemos leído que aunque la antigua carretera es estrecha, es toda una belleza. Y comenzamos con “estrecheces” y curvas que cambian de sentido. A David y Angel les produce hilaridad, dicen que le da emoción pero cuando ven que nos queda por cubrir una distancia de 45 km, dicen que eso es poco. Yo otra vez empiezo a pensar si nos habremos equivocado. Pero pronto la carretera se hace un poco más ancha y aparecen los “passing places”. Asciende entre bosques tupidos y cerrados y con un torrente que discurre paralelo a la carretera. Luego la ascensión se hace más suave y nos encontramos de nuevo en otro de estos páramos noruegos, pelados, donde las manchas de nieva salpican intermitentemente esta llanura. Al fondo, blancas cumbres Así hacemos varios km: lagunas, lagos, cascadas…y comenzamos a caer. Cuando empiezan de nuevo los bosques y se estrecha la carretera encontramos un aparcamiento y paramos. Según nos acercamos al borde de la carretera ante nuestros ojos aparece un impresionante paisaje de uno de los brazos del Sognefjorden, el Aurlandsfjorden. Una pasarela de madera con un cristal al fondo nos deja literalmente colgados sobre él. La sensación inicial es extraña y nos acercamos tímidamente. Mi impresión no se deja esperar y es muy española con su “ñ” incluida. ¡Qué belleza!!!!. Solo por disfrutar de esta vista merece la pena subir. El fiordo está a nuestros pies, a derecha e izquierda en una caida vertiginosa y profunda. Es absolutamente espectacular. Sinceramente, durante todo el viaje me ha resultado difícil muchas veces encontrar palabras para expresar la belleza de lo que veía, y este momento es uno de ellos. El aparcamiento dispone de unos servicios con unas espectaculares vistas sobre el fiordo. Para quedarse allí.Continuamos por una carretera que se hace de infarto. Es estrecha con passing places y nos cruzamos con turismos. Afortunadamente no parece que transiten autocares, pero sí autocaravanas y nos cruzamos con una, menos mal que pequeña y vemos que va ya “señalada” con arañazos en su costado izquierdo. Plegando espejos y ajustándonos mucho conseguimos caber y pasar. Ya en Aurlands vemos una playita y me dispongo a tomar un baño. Por cierto, nos encontramos con una prohibición EXPRESA de aparcar autocaravanas, por lo que nos desplazamos a otro aparcamiento cercano. Me preparo, me acerco, meto las piernas hasta las rodillas en el agua…y jo…¡duele de lo fría que está!. Pues va a ser que no. Pero Angel sí. Un chicarrón del norte. Decidimos continuar hasta Flam. Nos acercamos a la estación de su famoso tren. El montaje es tremendo: grandes aparcamientos, niñas que dirigen todo tipo de vehículos…Y la estación….parece Atocha a la hora punta. Nos cuesta unos 100 euros a todos. No lo teníamos previsto ya que algunos dicen que el tren no es para tanto, que es bonito, pero que ya está. Nosotros estábamos muy cansados y también como embriagados por tantas cosas bonitas de las que habíamos disfrutado. Y pensándolo salimos de la estación y nos rodean auténticas hordas de turistas que se agolpan haciendo colas interminables para subir al tren. Contamos 12 autocares y cientos de personas. Lo siento. Puede que cometa un error, junto con el de no haber estado en el “montaje” de Cabo Norte, o no ir a la excursión de las ballenas, pero no resisto todo esto. Es tan …”artificial”. Así es que decidimos comer y continuar hacia Voss a donde llegamos a las 17,45 y nos dirigimos a un museo de granjas que está a media ladera. Escalamos también, como no, por una estrecha carretera dejando a nuestra izquierda unas impresionantes vistas de la ciudad y el valle que la acoge. Pero al llegar está cerrado y nos recibe un dibujo con una autocaravana tachada. Desde luego el sitio es precioso e invita a pasar la noche, pero el recibimiento no es bueno, así es que por la hora, decididitos continuar camino hacia Bergen, pero elegimos la carretera que se dirige al fiordo Hardanger, hacia el sur, por la 13. Seguimos sin ver areas de descanso agradables o tomas de agua para cargar. En Granvin la carretera cambia de sentido para dirigirse a Bergen y vemos desde ella y a nuestra izquierda un par de autos junto al fiordo. Damos la vuelta cuando podemos. El lugar es perfecto. La vista, espectacular. Saco mi silla, escribo y no puedo resistir levantar la vista de vez en cuando para disfrutar de todo el espectáculo que se me ofrece…y siento nostalgia porque el viaje se acaba. Es cierto que estoy cansada, a veces muy cansada, que llevamos ya 21 días de viaje conduciendo desde las 10 hasta no antes de las 19, si hay suerte. Muchos kilómetros, y sobre todo, mucho que asimilar, mucho disfrutado y en poco tiempo, pero siento que me alejo inexorablemente de esta belleza, de esta tranquilidad y me resisto a ello. También siento que estoy muy lejos de mi casa y llegar hasta aquí supone mucho esfuerzo, kilómetros y cansancio, por no olvidar el costo económico. La ida nos ha supuesto unos 700 u 800 euros y hasta la fecha llevamos gastados casi 3.000. En estas reflexiones se acerca un vecino alemán. Solo habla este idioma pero debe de tener ganas de comunicarse. Nos “salva” Raul. Me sorprende lo bien que se maneja. Así nos luce lo que hemos invertido en su educación….pública. Se trata de un jubilado que viaja con su mujer y se pasa todo el verano aquí, desde abril hasta agosto. Su autocaravana está junto a unas casas y parecen compartir tertulia con algún vecino. Por la noche charlamos con unos pescadores que nos cuentan que pescan salmón pero que a éstos les gusta la lluvia y con estos días no salen, que una cerveza vale 3 euros, que los salmones que comemos son los de granja y que no tienen nada que ver con los salvajes. El de granja tiene más grasa y que agosto-septiembre comienza la emigración del salmón. Ponen sus huevos y el 60 o 70% mueren. Ellos se comen solo el salmón plateado o blanco, cuando está marrón no se come. En fin, en mi “indian english” –aunque según mi profesor “upper-intermediate english”- nos entendemos. Partidilla de mus –que vicio han cogido- y a dormir. 

1 de agosto, viernes. 22º día. En Bergen 
IItinerario: Granvin-Bergen-Granvin 
Pernocta: Granvin, junto al fiordo, en un pequeno muelle.Coordenadas: 60.49029; 6.86123 
Km: 257 

Después de cargar agua con la manguera del puerto y descargar en una alcantarilla pervia petición de permiso, partimos para Bergen en un día también estupendo, bordeando el Hardangerfjorden. Invertimos 2 horas en hacer 120 km, lo que da una idea del tipo de carretera que recorrimos tortuosa en algunos lugares y estrecha. Cerca de la ciudad unos carteles nos anuncian el pago de peaje pero no vemos a nadie cobrando. Recuerdo haber leido que fotografían el vehículo y solicitan el importe por correo al domicilio del propietario del vehículo. En este caso es de 15 coronas –unos 2,5 €-. Una vez en Bergen nos dirigimos al aparcamiento que en otros relatos y en el foro de acpasion señalan algunos viajeros, junto al muelle internacional en Montelabo; pero hay una bonita señal de prohibición para autocaravanas. Aunque hay media docena, nosotros decidimos continuar buscando otro. Encontramos sitio junto a un hotel donde no existe ninguna señal de prohibición, pero pregunto en la recepción y nos dicen que no está permitido. En otro lugar, nos dicen que es solo para residentes y nos vuelven a enviar al de Montelabo. Esto se ha puesto crudo y me enfado, así es que decido entrar en el aparcamiento inicial, junto a las demás. Ahora está completo, pero…hay suerte y sale uno. Menos mal. En todos los sitios “cuecen habas”. Aquí también. Nos dirigimos al mercado de pescado dejando el puerto a nuestra derecha y el bonito conjunto de casas de madera de colores brillantes del barrio de Bryggen, a nuestra izquierda. Enseguida damos con el mercado. Lugar muy curioso. Ofertan el pescado que venden en varios idiomas. Distinguimos italiano y castellano. Nos quedamos en el puesto donde un joven español se dirige a nosotros. Así nos informa de los tres tipos de salmón: fresco, ahumado normal y el ahumado a 120ºC, de la carne de ballena ahumada, gambas de Bergen, bacalao, salmón salvaje. Vemos además bueyes de mar, cigalas enormes…y otros sabrosos frutos del mar de la zona. En una bandeja nos ofrece saborear los distintos tipos de salmón y la ballena. Nuestro vendedor se llama Ivan y es de Barcelona, llegado aquí por una “historia de amor” que resultó frustrada y ahora se gana unos eurillos en el verano. De su mano vamos eligiendo distintos productos que nos recomienda y que queremos probar: salmón salvaje ahumado de los dos tipos, gambas y carne de ballena ahumada, aunque a esto último yo ofrezco cierta resistencia, pero me dicen que ya está muerta. Accedo a solo 100 gr. En total nos dejamos cerca de 60 €. Oimos hablar mucho castellano y suponemos que deben de haber “soltado” algún autocar o barco en el puerto. En el mercado venden además frutas, verduras y objetos varios. Nos adentramos después por las calles de esta ciudad y dejamos que la sencillez de sus casas de madera pintadas de vivos colores nos vaya trasladando a la “otra Bergen” de 700 años atrás. Y Bryggen o muelle, prospero centro de comercio desde el siglo XIII donde se estableció la Liga Hanseática, es una auténtica joya del pasado donde pequeñas casas de madera se suceden unas a otras con galerías superiores donde secaban antes el bacalao. Algunas están curiosamente torcidas y otra muy apuntalada, pero en general este barrio conserva todo el sabor de su tiempo y pese a la mucha gente que pasea por sus calles consigue envolvernos y seducirnos. Oimos a un turista español de un gran grupo preguntar “¿qué día de la semana es hoy?” y cruelmente pensé en responderle “Estás en Bergen, luego hoy es viernes” pero seguro que habría recibido todas las críticas del mundo de mi hijo Raul que dice que no tenemos por qué considerar nuestra forma de viajar “superior” a la de estas personas que lo hacen en grupos. Y no deja de tener razón. Para mí es mejor por muchas razones que a mí, me parecen obvias, pero objetivamente es otra forma de viajar, ni mejor ni peor. Solo distinta. Con calor y un sol de justicia, nos dirigimos al aparcamiento y dejamos esta hermosa ciudad. Comemos en un area y decidimos regresar al mismo sitio donde habíamos pasado la noche anterior, a Granvin. Sabemos que es tranquilo, bonito y disponemos de carga y descarga de agua. Solo nos faltan los baños, que si es lo que parece, puede que sí dispongan de ellos al año que viene. David se queja porque dice estar cansado y con ganas de regresar. Quiere que avancemos mientras podamos, pero estamos agotados. Pasamos por Voss a las 17,30 por lo que el museo de granjas está ya cerrado. Nuestro recorrido de hoy termina a las 18,15. Me acerco a la biblioteca para ver si tienen ordenador e Internet, pero está cerrada por vacaciones. Angel se va a dar un baño; según él el agua está perfecta, pero yo, después de la experiencia sufrida, ni lo he intentado y prefiero sustituirlo por una ducha tibia, y los chicos se van a un cercano campo de voley playa que tiene hasta balón incluido (para qué llevárselo si vuelven al día siguiente, igual que en España). Esta noche habrá de cena una “gran selección de ahumados del país”. Mañana, exceptuando la catarata Voringsfossen y alguna que otra de camino a Odda y la iglesia de madera de Heddal, el viaje habrá concluido y empezará el lastimoso y largo regreso. Y se acerca nuestro vecino alemán y le pregunta a Raul si nos gusta el pescado. Como le respondemos afirmativamente, aparece con tres bolsas de pescado, perfectamente limpio y listo para cocinar. Solo sabe su nombre en alemán “leng”. Le damos las gracias y les devolvemos un plato con jamón y chorizo cubierto con una servilleta. Cuando lo descubro y trato de explicarle lo que es veo por sus ojos, que casi se le salen de las órbitas, que sabe perfectamente lo que le ofrecemos. Nos devuelven el plato con 4 bombones. Así que a la selección de ahumados añadimos este pescado que lo cocino a la plancha y resulta delicioso. Decidimos guardar un paquete y congelar el otro. 

2 de agosto, sábado. 23º día. Voringsfossen 
IItinerario: Granvin-Eidfjord-Cascada de Voringsfossen 
Pernocta: cascada de Voringsfossen 
Km: 77 

El día amanece lluvioso y triste. Nos cuesta mucho trabajo desperezarnos y nos dan más de las 9 en la cama y entre cargar agua, descargar, despedirnos de nuestros vecinos alemanes y comprar algo para el domingo, nos pasamos de las 12. Partimos con mucha, mucha tranquilidad hacia el ferry que cruza el Eidfjorden con rumbo a la cascada de Voringsfossen que dicen que es la más bonita del país. La cascada no lo sé, pero el fiordo es toda una preciosidad, como todos y en tan solo 10 minutos nos encaminamos a la cascada. Y nos cae de todo. Como dirían los ingleses “llueve perros y gatos”. Unas veces caen cuatro gotas , otras cae como si no hubiera llovido nunca, y otras escampa. La cascada está a unos cuantos kilómetros de Eidfjord, pero no la encontramos e incluso pensamos que nos la habiamos pasado. Tras iniciar la ascensión aparece una señal y nos retiramos al aparcamiento donde hay dos autocaravanas italianas, dos tiendas de souvenir con una señora disfrazada de sapmi, y un bar. Nos acercamos para asomarnos a la cascada y descubrimos un grupo de tres, dos de ellas grandes Una nube está posada sobre la que suponemos, por su envergadura, que es la Voringsfossen pero tenemos limitada la visibilidad y solo oimos un impresionante ruido. Como nos sobra tiempo, nos acercamos a un segundo mirador, pero la vista no es mejor. A mi juicio no es la cascada más bonita que hayamos visto, pero sí la más espectacular ya que tiene una impresionante caida con un abundante caudal que origina un rugido tremendo. Aunque es pronto, decidimos quedarnos a dormir. 

3 de agosto, domingo. 24º día. Hacia la iglesia vikinga de Heddal 
IItinerario: Cascada de Voringsfossen- Crta. 7 a Geilo-Uvdal-Heddal-Vestby 
Pernocta: Vestby, junto a la iglesia y el Prestegard. 

La mañana aparece entre “nubes y claros” y antes de comenzar nuestro itinerario nos dirigimos a un mirador que está junto a un hotel y desde donde se disfruta de unas impresionantes vistas de la cascada, además de sobrecogernos por su continuo “rugido”.Quizás de los tres miradores, este sea el mejor, aunque al ser un aparcamiento privado hay que pagar una pequeña cantidad. A última hora decidimos dirigirnos a Heddal a su iglesia vikinga por la carretera en la que estamos, la 7, ya que es la que aparece recomendada como más rápida y más bonita, en lugar de ir por Odda, por la 13 de la que había leido que tenía muchas cascadas. Pero esta carretera resulta muy bonita. Asciende hasta luego circular kilómetros y kilómetros atravesando, una vez más, páramos desiertos donde la vista de lagunas, cumbres nevadas sobre un fondo de tapiz verde, no nos deja de acompañar hasta Geilo, donde el paisaje pasa a ser de nuevo de inmensas extensiones de bosques y granjas preciosas donde nos llama la atención unas construcciones parecidas a nuestros hórreos, pero mucho más grandes y trabajados. Hay algunos conjuntos que son realmente bonitos, como uno en las proximidades de Uvdal, pero disfrutamos de este tipo de “hórreos” a lo largo de toda la carretera. La lluvia no deja de acompañarnos en nuestro camino. Antes de Kongsber –el pueblo de las minas de plata- nos desviamos a Heddal guiados por el tom tom que nos engaña y nos obliga a dar la vuelta ya que Heddal está cerca de Notodden. Allí llegamos a cinco minutos de las cinco de la tarde.Esta iglesia es grande y distinta en algunos aspectos a las otras que hemos visto. Está mas “trabajada”, sobre todo en las puertas de acceso y el interior también parece más elaborado. Por lo que leemos es la más grande del país. Como tan solo quedan cinco minutos para cerrar, nos permiten un vistazo rápido gratuito. (Un detalle que no hemos mencionado es que todos o casi todos los cobradores o guias turísticos de los sitios que hemos visitado están vestidos con ropa de época). Admiramos el interior decorado de la iglesia y damos la vuelta por un corredor exterior cubierto –deambulatorio- y luego ya por el exterior. Hay poca luz para las fotos ya que no ha dejado prácticamente de llover y ahora hasta nos cae granizo. El país parece despedirnos con este tiempo triste y melancólico ya que aquí acaba nuestro viaje por Noruega dando comienzo al regreso puro y duro. A las 20 h estamos en la autopista E6 rumbo a Goteborg y decidimos dejarla en Vestby buscando un sitio agradable para descansar. Lo encontramos junto a su iglesia y el “Prestegard” que no sabemos qué es.

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